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David Arroyo: organización ciudadana y la construcción de un proyecto político

impulsa desde Movimiento Ciudadano la organización vecinal en el Distrito 1


En 2021, David Arroyo Cortés recorrió durante 55 días comunidades del Distrito 2, desde San Luis Río Colorado hasta Puerto Peñasco. Fue candidato por Movimiento Ciudadano y esa experiencia le permitió conocer de primera mano realidades poco atendidas: ejidos como Lagu
nitas, La Bolsa, el 57 y el Golfo de Santa Clara. Lugares donde la política suele aparecer solo en tiempos de campaña.

Hoy ocupa la Secretaría de Círculos Ciudadanos en el primer distrito federal, con responsabilidad sobre una amplia franja que va de San Luis hasta Pitiquito. Su tarea consiste en organizar estructuras locales, trabajar con líderes vecinales, jóvenes, empresarios o maestros y, a través de ellos, identificar las principales necesidades de cada comunidad.

El mecanismo, explica, busca que los propios ciudadanos expongan sus problemas y se conviertan en actores de cambio. En colonias periféricas, por ejemplo, se ha gestionado alumbrado público, un ejemplo de cómo problemas concretos pueden atenderse con coordinación mínima. No se trata de promesas de campaña, sino de ejercicios prácticos de organización vecinal.

La respuesta ciudadana reconoce, no siempre es inmediata. El desánimo es generalizado y, en la mayoría de los casos, el acercamiento parte del partido hacia la gente, no al revés. Arroyo describe un escenario de desconfianza acumulada: ciudadanos que aceptan apoyos de campañas porque no esperan nada mejor. Frente a ello, insiste en que Movimiento Ciudadano busca demostrar una ruta distinta, basada en la escucha y en la participación directa.

David Arroyo Cortés durante su labor de organización en comunidades del Distrito 1, donde impulsa la participación ciudadana más allá de los tiempos de campaña.

Otro de los objetivos de su trabajo es identificar perfiles ciudadanos que puedan convertirse en candidatos. El partido exige que al menos la mitad de las candidaturas provengan de personas sin carrera política previa. Según Arroyo, el reto es encontrar en cada comunidad a quienes puedan asumir papeles de representación y dar voz a sectores tradicionalmente marginados.

Su evaluación del gobierno municipal es crítica. Afirma que el ayuntamiento actúa como mero administrador de un presupuesto anual de 1,200 millones de pesos, sin proyectos extraordinarios ni visión de largo plazo. Considera que la inercia de repetir fórmulas sin innovación ha limitado el desarrollo de la ciudad.

Con 35 años, su visión personal también se ha transformado. Ya no coloca como prioridad inmediata ocupar un cargo de elección, sino consolidar la presencia y estructura de Movimiento Ciudadano en la región. Sostiene que la política debe ser un ejercicio temporal y cuestiona la concentración de poder que, a su juicio, perpetúa a los mismos actores en el escenario público.

En este sentido, ve en la dirigencia nacional de Jorge Álvarez Máynez y en la coordinación estatal de Natalia Rivera un proyecto de largo plazo. Su apuesta resume, es construir la base de un “México nuevo”, aunque no sea él quien lo materialice en su totalidad. Su papel, dice, es ayudar a sentar las condiciones para que una nueva generación de ciudadanos pueda hacerlo.